El primer brote de coronavirus fue en Wuhan, China el 31 de diciembre del 2019, desde entonces las prevenciones han sido cubrebocas, lentes protectores, guantes de látex y gel antibacterial, la cual ha sido la condicionante para poder estar en distintos lugares de concurrencia. Nos hemos adaptado a la situación que se vive desde esa fecha hasta el presente, ahora podemos contar con nuevas herramientas para poder seguir cumpliendo con el distanciamiento social.

Una de esas herramientas es la pulsera con rastreo de COVID-19 es fácil de usar, tiene conexión bluetooth que detecta otras pulseras en un rango de 2 metros, el cual es ideal para saber cuando no estamos cumpliendo la sana distancia, nos notifica con una vibración y así detener la propagación de la enfermedad. El sistema es capaz de notificar a las personas que han tenido contacto con un diagnosticado, para iniciar la cuarentena preventiva.

Este dispositivo fue diseñado por la necesidad para el control social donde se concentra una gran cantidad de aglomeración de gente en lugares públicos, en las empresas con mucho flujo de personal y tener un ambiente más controlado, así previniendo el contacto innecesario.

El sistema garantiza la privacidad de los datos a través de ID de dispositivo cifradas, efímeras y anónimas que gestiona el sistema y por tanto no es solo una pulsera de distancia social, es una pulsera de conciencia social.

Un diagnóstico a tiempo es el santo grial de la medicina. Y, en casos como el Covid 19 es cuestión de vida o muerte.

En un mundo ideal, habría que hacerse chequeos médicos con frecuencia, someterse a todo tipo de análisis y, en fin, montar una segunda residencia en la consulta del especialista.

Por suerte, la creciente miniaturización de la tecnología está acudiendo a nuestro rescate.

Si hace poco hablábamos de accesorios para móvil capaces de hacer radiografías, ahora le llega el turno a los wearables o, dicho de manera menos cosmopolita, “ponibles”.

Diseñados originalmente para monitorizar el rendimiento físico -caso de las pulseras tipo Fitbit- o tunear los relojes de toda la vida con nuevas funciones.

Uno de los campos donde diagnosticar problemas con antelación es de crucial importancia son las enfermedades contagiosas. Y, si hay una que nos ha traído de cabeza, es la covid-19.

La riqueza de los datos disponibles permite establecer patrones comunes en el desarrollo de la enfermedad, antes siquiera de que los síntomas sean manifiestos.

Una detección temprana es una de las mejores maneras de mitigar sus efectos antes de que sea demasiado tarde.